Ayer se jugaba el derbi Madrid- Barça. Miles de aficionados estuvieron pendientes de la televisión y la radio para saber como evolucionaba su equipo. Yo no.
La gente enloqueció, al menos los seguidores del equipo de Guardiola, ante los 6 goles que marcaron en campo contrario. Yo no.
La gente celebro por las Ramblas el éxito del partido, la ventaja de 4 puntos y la ilusión de ganar la Liga. Yo no.
Pero lo que si hice, de manera involuntaria, me emocioné. Se erizaron mis cabellos al sentir la euforia ajena. El ruido, la alegría, compartir esa emoción fue algo realmente sorprendente. Al cruzar la plaza un cabeza rapado celebró la victoria con un negro. Visca el Barça!
En ese instante el mundo se paralizó. Todo quedó en la cuerda floja, ya nada importaba, ni la crisis, el malestar social o que el lunes se vuelvan a discutir los ERE.
La felicidad ha llenado a los culés durante este fin de semana. Ahora queda por demostrar que esta euforia no es pasajera.
Agradecimiento: a los de siempre
Fa 3 anys
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada