dimecres, 25 de febrer del 2009

¿Cómo nos ven y nos dejamos ver los españoles?


La culminación del Óscar por parte de Penélope Cruz y sus recientes posados para Annie Leibovitz, en su trabajo The Hollywood Portfolio Vanity; me ha hecho replantear la cuestión del tópico cultural.
Tópico, según la RAE: “Lugar común que la retórica antigua convirtió en fórmulas o clichés fijos y admitidos en esquemas formales o conceptuales de que se sirvieron los escritores con frecuencia”. El tópico no implica una connotación negativa, simplemente depende, como todo, de la perspectiva.
A los españoles se nos ha clasificado de gente alegre, poco trabajadora, sucia, morena. Además nosotros somos los principales creadores de la siesta, la paella y el flamenco, ¡Para qué luego digan que nunca aportamos nada!
Los arquetipos culturales permiten tanto al autor como al lector clasificar rápidamente un colectivo. Definir un grupo según como se le vea y como quiere ser visto.
Dibujar un pueblo es difícil, ya que la realidad es compleja y sus múltiples estructuras y matices hacen la tarea de definir una misión hercúlea.
Definir: “Proposición que expone con claridad y exactitud los caracteres genéricos y diferenciales de algo material o inmaterial”, según nuestra Biblia lingüística (RAE).
¿Hasta que punto el tópico define con claridad y exactitud?
Podríamos decir que para conocer una cosa hay que experimentarla y contextualizarla. En el caso de las comunidades o colectivos pasa exactamente lo mismo.
Pero el quid de la cuestión está en la voluntad que tenemos para continuar con los tópicos. Ya Quevedo los utilizaba de forma despectiva para humillar a los eternos rivales: los catalanes, por ser economistas y aprovechar la crisis americana para levantar la catalana. En ese caso el tópico era malintencionado, un mecanismo para conseguir un objetivo: aumentar la economía castellana.
En el caso de Vicky, Cristina, Barcelona el tópico es un Locus Amoenus, poco real como en todas las obras de Allen, pero que consigue que el nombre de Barcelona apareciera ayer ante la crema y nata de Hollywood, los grandes exportadores de cultura de masas.
Es difícil huir del tópico, ya que en si mismo es una clasificación subjetiva, es decir, a la hora de establecer unas características y esconder otras ya estamos creando una visión que encasillará a la persona u objeto. Simplemente la definición en si ya implica un proceso de clichés.
Debemos intentar evitar los arquetipos, buscar la realidad de forma más directa, pero sin llegar a inventar otra. Perfilar un grupo es difícil, debemos siempre mostrar las dos caras, no sé si de ese modo evitamos el tópico, pero al menos no nos quedamos con la simplicidad del arquetipo.